The Beijing Center

EL AIRE PURO DE BEIJING

Desde UIBE, la universidad en la que vivo, se puede llegar a los Hutongs en carro, taxi, bus, moto (no estoy segura, en algunas zonas están prohibidas), metro o bicicleta. Para mí, bus, metro y taxi parecían las únicas opciones reales. Sin embargo, durante el fin de semana, mis compañeros de TBC y yo –acompañados por un grupo adorable de estudiantes chinos– fuimos al lugar montando en bicicleta.

BU LA

Hoy me parece que el comienzo de la rutina inicia con el simple acto de almorzar. El primer llamado del estómago fue a las 11:30 de la mañana en mi cuarto, a unos cinco minutos del edificio de cafeterías. A las 12:30, una hora después, logré pedir un bowl vegetariano con poquito picante y pagar exitosamente la exuberante suma de 18.5 RMB, unos 6.100 pesos colombianos.

LA CHINA UYGHUR

Los campesinos uyghur que conocí en Kashgar viven en una casa de material parecido al bareque. Cultivan algodón, maíz, arroz y un producto chino que no puedo precisar porque me perdí en el inglés complejo del guía local. El gobierno chino va a darle a la familia de cinco miembros un casa de ladrillos. No se sabe cuando, pero tiene 150 metros cuadrados y el agua no se filtra cuando llueve.

PRIMERA ENTRADA

El hotel en el que estoy hospedada, mientras atino a las palabras para escribir este blog —que empieza tarde—, parece una casita colonial de Perú o Bolivia. No sé cuál de los dos, la verdad, no he visitado ninguno. Lo digo con base a un par de búsquedas rápidas en Internet y en un comentario de Kelly, una niña de Baltimore que fue a Suramérica hace poco y confirmó mis sospechas.